domingo, 18 de septiembre de 2011

Poema a un instrumento musical II

A finales del mes pasado mi compañera Ana María tuvo la amabilidad de colgar una entrada sobre una actividad que había hecho en clase sobre poesía. Bien, pues la semana pasada me tocó a mí realizarla, pues seguimos el mismo manual. Como recordaréis la actividad versaba sobre arte, en concreto, basándose en el poema de Lorca titulado "La Guitarra", los estudiantes tenían que escribir un poema a un instrumento musical elegido por ellos, el que más le gustara, el que les pareciera más triste, más alegre,... Cuando les propuse la actividad vi seis poemas de repente, las caras de mis seis estudiantes. Pero yo lo animé diciéndoles cuánto se iban a sorprender cuando vieran los poemas que eran capaces de escribir, y así fue. Diez minutos después comenzamos con el recital. El primero, sorprendente, el segundo, extraordinario, el tercero, impresionante, el cuarto, admirable, el quinto, asombroso y el sexto, esplendido. Todos y cada uno de ellos fueron seguidos por apasionados aplausos de los propios estudiantes, efectivamente sorprendidos por lo que sus conocimientos de español sumados a su sensibilidad podían dar de sí. Aquí os dejo los seis poemas. Los que nos dedicamos a la enseñanza de idiomas y además hemos sido aprendientes de lenguas sabemos lo dificil que es hacer lo que mis chicos han hecho, por eso desde aquí les doy mi más sincera enhorabuena a cada uno de ellos, y les animo a que sigan trabajando su autoestima, y por supuesto a escribir.

EL VIOLÍN. Johanna Prantl

El arco sobre las cuerdas,
los dedos se mueven rápidos,
tiemblan.
Un acierto falso,
pero es un buen músico,
no se distrae por eso.
El juego continua
hasta que el arco no puede más.




A UN INSTRUMENTO MUSICAL. Alan Hughes

 Su sonido dulce parece,
 como el primer pájaro
de la mañana
esperando la llegada
del día.
Aumenta y calla
como las olas del mar.
Puede ser fuerte o ligero,
alegre o doloroso.
Tanto como puedes sentirlo
pronfundamente en tu corazón.



EL TAMBOR. Billy Shannon

Más fuerte que un toro,
más hondo que el mar,
más rápido que una gacela.
Sin parar, sin esperar.

El contexto de mi vida,
el contexto del amor,
el objeto de mi corazón.
El tambor.




LA BATERÍA. Thomas Ennemoser

Empieza el ritmo del tiempo antiguo.
Básico, violento: bum, bum, bum.
Por el bosque los árboles escuchan.
El viento hace vibrar las ramas.

Empieza el sonido del tiempo modero;
complejo de armonía: ching, ching, ching.

Por la ciudad la gente escucha;
la sangre vibrando por las venas.

Los que tocan lo envidian;
la básica emoción.
Los tambores lo disfrutan;
la batería empieza el corazón.

EL SAXÓFONO. Lisa Paul

Entre el alma
al saxófono.
La nota tiembla,
aumenta sigilosamente.
Entrega el alma
al saxófono.
Se rompe la tranquilidad
de la noche.
Entrega el alma
al saxófono.
Despliega bajo
la luz de la luna.
Lanza el corazón
Es imposible escapar.
Un abrazo sensible.

EL BANDONEÓN TRISTE. Giovambattista Castagna

Cuando con las manos ligeras
suavemente toca las claves
todo desaparece, todos se paran.
Una melodía pasional y triste
sale de las notas calientes.
Y después de un rato explota el baile.

Hombre y mujeres sin hablar
mirándose a los ojos
se unen en un único cuerpo
conducidos por las notas del bandoneón.
Se hablan sin palabras, con los ojos,
y el lenguaje del cuerpo,
es más fuerte que todo.
Así nace el tango
por un bandoneón triste
que una noche encendió
el Río de la Plata
y el el baile reveló
su secreto de amor.

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